Siete de cada cada diez adolescentes tienen todo el día encendido el celular con conexión a Internet”.. Su vida diaria está atravesada por las pantallas. Las tecnologías cambiaron la manera en que aprenden, se entretienen, escuchan música, leen, se informan, hacen la tarea y se relacionan con los demás. Estos cambios generan a los adultos –padres, docentes, profesionales de la salud- muchas preguntas. En esta sección plantearemos cada mes una de estas preguntas. Trataremos siempre de analizar lo que pasa y también, de brindar recomendaciones y sugerencias. En un intento por ayudar a comprender el vínculo de las nuevas generaciones con las pantallas. Y ayudarlos en su relación con sus teléfonos, para lograr tener un mejor #PhoneLifeBalance.

Por Roxana Morduchowicz (*)

 

 

 

Cuando apareció la televisión en los años 50, las familias comenzaron a pasar más tiempo en sus casas. Los padres y sus hijos se reunían en el comedor del hogar para mirar juntos un mismo programa. Esa imagen -que duró más de 20 años- ya no es tan normal. Hoy las casas argentinas tienen muchas más pantallas y ya no se ubican sólo en el comedor. Las habitaciones están pobladas de tecnología.

Las últimas investigaciones dicen que en la Argentina, un chico tiene hasta 4 pantallas en su habitación: televisor, computadora con acceso a Internet, celular, tableta… Los chicos son dueños de las pantallas desde una edad muy temprana y las usan, sobre todo, en su propio cuarto.

 

¿Es conveniente que las tecnologías estén en la habitación de los niños?

Las investigaciones en todo el mundo, coinciden en que los chicos con más tecnologías en su habitación pasan más tiempo en el cuarto, las usan más horas por día y  más en soledad. Tener tecnología en el cuarto de los chicos es favorecer a que pasen más tiempo quietos, en lugares cerrados, más horas con las pantallas y más solos.

 

¿Qué conviene hacer?

Tratar de no equipar el cuarto de los chicos con tecnología.  Mejor siempre instalarlas en espacios compartidos de la casa: un escritorio, un comedor o la cocina. Porque aunque los adultos no estén junto a los chicos todo el tiempo mientras navegan en Internet, cada tanto pueden pasar por ese comedor o ese escritorio y ver lo que sucede en la pantalla. Esta es una manera simple de evitar un uso excesivo y solitario de la tecnología entre los chicos.

 

 

La recomendación más importante para las familias es la diversificación de las actividades y bienes que comparten la vida diaria de los chicos. Sólo el acceso a una multiplicidad de actividades recreativas asegura un sólido capital cultural que les asegure la mejor inserción educativa, laboral y social. El trabajo hoy no sólo requiere de una persona que sepa apretar un botón o manejar una palanca como lo hacía Carlitos Chaplin en el film Tiempos Modernos. Hoy, se necesita un joven que sepa tomar decisiones, comunicarlas, argumentarlas, fundamentarlas. Es decir, un capital cultural sólido, Por ello, la diversidad de actividades es tan esencial: los chicos tienen que poder acceder a Internet y a las tecnologías, pero también a un cine, un teatro, un museo, una plaza, un club, un deporte, un recital o concierto.  Esta diversificación fortalecerá su capital cultural.

 

(*) Especialista en chicos y pantallas. Autora del libro “Ruidos en la web. Cómo se informan los adolescentes en la era digital”

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