Hoy para cuidarnos, tenemos que mantenernos un poco alejados. Por eso, obligados a pasar mucho más tiempo en nuestras casas al que estábamos acostumbrados, tuvimos que recurrir al ingenio e inventiva para seguir relacionándonos con el mundo, sin volvernos locos en el intento.

¿Y qué pasó con el amor durante estos tiempos de confinamiento?

Es increíble y alentador ver lo creativos que podemos llegar a ser cuando nos cambian las reglas del juego y aún así tenemos que resolver una situación como la que vivimos.

Esta es una de las miles de historias que surgieron a partir del aislamiento.

A esta historia la llamamos: Chat por WIFI

Juan salía todos las mañanas a tomar un café a su balcón del primer piso de la calle Galván.

Y cada mañana se encontraba lo mismo: entre risas y carcajadas, su vecina de arriba no paraba de reír mientras hablaba por su celular. Y se tentaba siempre, cómplice desde el silencio y dando sorbos a su café, se notaba que ella era ocurrente y divertida.

Pasaron varias mañanas, una más entretenida que la otra, hasta que Juan tomó una decisión:  hacerle saber lo bien que la pasaba con ella.

Pero quiso encontrar una forma original de llegar a ella, por supuesto no podía ir a tocar el timbre, ”estamos en cuarentena”, se dijo así mismo.

 No quería hablarle a través del balcón, o interrumpir sus llamadas. Pensó y pensó… “¿de qué forma ingeniosa se lo puedo decir?”.

Y por fin encontró la respuesta: cambió el nombre de su red WIFI por “LaVecinaDel2doEsMuyDivertida” a modo  de reconocimiento.

Nunca imaginó que a las pocas horas, entre las redes disponibles, vería una titulada “JajajajaHabloMuyFuertePerdon”.

Los mensajes siguieron un poco más, como si se tratara de un chat común y corriente, hasta que ella se asomó al balcón, le dio su número y, siempre respetando la cuarentena, se conocieron dos personas totalmente extrañas entre sí.

Cenaron por video llamada, se pusieron de acuerdo en quién musicalizaba la tarde e incluso él, siguiendo un tutorial, le armó un barbijo casero hecho con una remera de colores por si ella tenía que salir a pasear a su perro.

Ahora comparten muchísimo más que un balcón conectado con el otro y quizás, cuando termine la cuarentena, puedan ser más que vecinos. Quién sabe…

¿Y vos, tenés alguna historia de amor divertida que te haya ocurrido en cuarentena? ¡Dejala en la cajita de comentarios o etiquetanos en nuestras redes sociales @motorola_ar