Muy cerca de Buenos Aires pero lo suficientemente lejos como para cambiar el aire, y respirar sierras y verde está Tandil, la escapada perfecta para los amantes de la naturaleza y también… ¡el buen comer!

 

Visitamos el Cerro El Centinela, un complejo donde se puede hacer trekking para llegar al cerro, cabalgatas, rappel, conocer el bosque de pinos desde la aerosilla -tienen medio de elevación propio- y probar las delicias de la pastelería serrana que prepara Susana, con las frutas finas que cosechan de su propia huerta.

 

Tandil es sinónimo de buenos lácteos, y los quesos tandilenses tienen fama propia. Pasamos por ‘Época de quesos’, una esquina tradicional que fue posta de correos y pulpería hacia 1860 y se convirtió en un clásico de la ciudad donde probar gran variedad de quesos y fiambres de la zona. Un dato: ¿sabías que se le llama ‘queso Tandil’ al queso banquete, con el que se hace el postre vigilante?

 

Mirá el video y conocé más.