Argentina cuenta con un patrimonio arquitectónico digno de ser visto y hoy nos vamos de paseo por él. En hellomoto te contaremos la historia del estilo que marcó el arte entre el siglo XVI y XVII: el Barroco

Además, en esta nota recorreremos algunas de las joyitas arquitectónicas que lo representan en nuestro país. Así que cuando camines cerca de un edificio característico vas a poder identificarlo y sacar geniales fotos para compartir con tus amigos.

¿Qué es el barroco?

Por toda Europa, durante la segunda mitad del siglo XVI y la primera parte del XVII, se sucedieron diversos acontecimientos que colocaron al hombre renacentista frente a una nueva realidad contradictoria y llena de conflictos. Esto provocó que todos los aspectos de la vida religiosa, científica, política, social, económica y artística fueran objeto de una profunda revisión

Así, en el siglo XVII, al surgir el estilo barroco, se manifestó como un arte capaz de expresar toda esa crisis existencial. Sus formas más libres y dinámicas que las del periodo anterior, se constituyeron en el vehículo donde las contradicciones aparentemente irreconciliables, pudieron encontrar algún modo de coexistencia.

La introducción del arte barroco en América tuvo como uno de sus fines transmitir el mensaje de la evangelización de los pueblos originarios. En una segunda etapa aparecieron los artistas locales y se produjo la mezcla de lo español -influido anteriormente por lo árabe- con lo indígena y lo afroamericano.

Si bien este estilo llegó a América de la mano de los europeos, fue tomando características propias, sumamente peculiares, como resultado del sincretismo entre las identidades europeas y americanas. Es necesario resaltar que son tres los impulsores del Barroco en América: la Corona, la burguesía y los jesuitas como representantes de la Iglesia.

Iglesia de la Compañía de Jesús

Construida entre los años 1640 y 1676, participaron de su construcción europeos, pueblos originarios y esclavos africanos. La planta de la iglesia presenta la forma de una cruz latina compuesta por una nave principal y el crucero en cuya intersección se erige la cúpula y, por debajo de ella, las pechinas.

En su interior conviven dos estilos artísticos: el Barroco latinoamericano alude al período colonial y se interrumpió debido a la expulsión de los jesuitas (1767). A su vez, el estilo neoclásico es característico de mediados del siglo XIX, cuando la Compañía retornó a Córdoba. Actualmente es administrada por la Orden y se la conoce también como «Iglesia de San Ignacio».

Catedral basílica de Salta

El edificio actual fue construido en 1876 por el arquitecto Francisco Righetti y Fray Luis Gorgi. Su arquitectura barroca y fachada de estilo italianizante destacan en el casco histórico ubicado frente a la plaza principal. 

En su interior encontramos el Panteón de las Glorias del Norte, donde reposan los restos de grandes personalidades de nuestra historia, como los del héroe gaucho Martín Miguel de Güemes.

Iglesia de San Pedro Telmo

En el barrio de San Telmo, dentro del casco histórico de Buenos Aires, se halla la iglesia de San Pedro González Telmo, parroquia desde 1806, cuyo patrono dio nombre al barrio.

Ubicada sobre la calle Humberto I, a media cuadra de la emblemática Plaza Dorrego, la preciosa iglesia, cuya estructura original es de 1748, fue modificada varias veces, lo que resultó en un estilo ecléctico que llama la atención de cualquier transeúnte. 

Gracias a su bellísima fachada y sus torres recubiertas en azulejos, que se ven desde varias esquinas del barrio, la iglesia fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1942.

Santo Domingo – Basílica Nuestra Señora del Rosario

Situada en Avenida Belgrano y Defensa, esta iglesia conserva un increíble patrimonio artístico, cultural, histórico y religioso. Además de su arquitectura barroca, caracterizada por la presencia de sus torres, este edificio histórico fue sede de las invasiones Inglesas.

Allí encontramos los trofeos de guerra de Liniers y también los de Manuel Belgrano, cuyos restos están guardados en el atrio. Además, pueden verse las huellas de la quema de Iglesias del 55 y contemplarse una variedad de obras de arte desde la época colonial hasta hoy, entre otros tesoros invaluables de la cultura argentina.

En su interior mantiene el carácter simple de las iglesias del período colonial, sólo alterado, en parte, por el agregado de revestimientos de mármol esculpido en la nave principal.

Iglesia de San Ignacio de Loyola

Es la iglesia más antigua de la Ciudad: fue construida por los jesuitas entre 1686 y 1722, y forma parte de la Manzana de las Luces.

Debajo de esta obra de los arquitectos jesuitas Krauss, Bianchi y Prímoli corre parte de los túneles construidos en la época colonial, utilizados para la defensa y el contrabando.

Después de la expulsión de los jesuitas de América en 1767, en los edificios de la iglesia se instalaron la Escuela de Medicina, la Biblioteca Nacional y la Universidad de Buenos Aires. A fines del siglo XVIII funcionó como catedral de la ciudad y se convirtió en cuartel militar durante la resistencia a la invasión inglesa de 1806.

Algunas características singulares de esta iglesia, que comparte únicamente con la Catedral Metropolitana de Montevideo, son la cúpula sobre tambor cuadrangular, en el crucero, y la doble altura de las naves laterales.

La fachada, cuya autoría se discute, muestra influencia del barroco bávaro. El altar mayor, original del siglo XVII, fue tallado en madera y dorado posteriormente por Isidro Lorea. En 1942 fue declarada Monumento Histórico Nacional.

¿Qué te pareció el recorrido? Si quedaste con ganas de seguir descubriendo nuevos lugares a través de la arquitectura, te invitamos a ver esta nota sobre el brutalismo.