Las vueltas del pop. Harry Styles ya dio un par y siempre se mantuvo arriba de la ola. Incluso, Harry’s House, su reciente disco, le hace subir algunos escalones en madurez sin encabronar a ninguna de sus seguidoras (¿ex?) adolescentes-cosecha-One Direction y, en el mismo envión, le hace mover la cabecita y la patita a la crítica musical más fifí. Vuelta completa, entonces.

Canciones bellas, letras ingeniosas y esa sensación de que cada track es un single en sí mismo. Así es el calor. Harry’ House, su tercer disco en solitario tras Harry Styles (2017) y Fine Line (2019), bebe del inagotable cuenco ochentero y le aporta un interesante sellito de calidad al “Mick Jagger de la época”. ¿Un montón? Bueno, la cita le corresponde a la mismísima revista Rolling Stone y, con este zarandeo, todo parece indicar que está en su mejor momento.

De hecho, viene de romperla en Coachella –fue cabeza de cartel en un festival que tuvo a Billie Eilish, Doja Cat, Fatboy Slim y a otro tendal de pesos pesados- y hasta cantó dos canciones con la canadiense Shania Twain (“Man! I Feel Like a Woman!” y “You’re Still the One”) ambos vestidos de lentejuelas. Y en sus looks, otro de los aciertos del británico: moderno hasta que duela, la portada de Harry’s House lo tiene de remerita blanca suelta y pantalón oversize con una habitación dada vuelta.

Volvamos al disco en sí. Qué bien ese comienzo con “Music for a Sushi Restaurant” con ese milhojas de J-POP que parece sacado de las playlists que están entre el city pop y los chiches de relajación. Hasta resuena algún reflejo dosmilero de Mika. Qué bien, también, el cierre con “Love of my Life” (no, nada que ver con la de Queen), que ya se huele a kilómetros que será un hitazo cachondo que engordará infinitamente su contador de visitas. Aún así, sus canciones le escapan al frío abrazo del mainstream: hay corazón y hay, fundamentalmente, una fineza que no se consigue con algoritmos.

Dulce y melancólico: así suena “Harry’s House”, el nuevo disco de Harry Styles

En medio, voces dulces, melodías cómplices, bordes redonditos y compases suaves. Y se cuela por ahí el adelanto “As it was”, que ya sonó en infinidad de trends nostálgicos de TikTok y que tiene un videoclip (filmado por la cineasta ucraniana Tanu Muino) clavado desde hace unos días entre los 15 más vistos de YouTube. ¿Hay alguito por ahí para Olivia Wilde? Seguro que sí.

Más allá, se destaca “Matilda”, un folk que recorre algunas tensiones de la adultez: allí, una guitarrita acústica y la voz nacarada de Style ganan terreno. Y hasta hay espacio para el chiste autoconsciente y su legado de canciones bautizadas con nombres de frutas: ya pasó “Kiwi”, luego vino “Watermelon Sugar” y ahora es turno de “Grapejuicie”.

¿El detalle singular? El título Harry’s House proviene de un homenaje a un tema homónimo de Joni Mitchell (“Harry’s House/Centerpiece”) del disco The Hissing of Summer Lawns del año 1975. Brisa suave, álbum melancólico: Harry’s House se yergue como una reflexión –íntima, amable y siempre pop- sobre el amor, la familia y el paso del tiempo. 

Hernán Panessi: periodista especializado en cultura joven y editor de El Planteo. Escribe en Página/12, El Planeta Urbano, InfoTechnology, THC, Rolling Stone, entre otros. Publicó 4 libros, colabora en hellomoto.com.ar y su twitter es @hernanpanessi.