JUANA MOLINA: Otra razón para ir al recital de Depeche Mode
A sólo dos meses de haber sido develado, los reconocimientos por el nuevo disco de Juana Molina no hacen más que multiplicarse. Para ella, que desde mitad de los noventa se jugó por su música, la aceptación mundial de «Halo» y sus nuevas doce canciones es algo que también le llama la atención, aunque no la sorprende.
“Para mí este disco tuvo una repercusión inesperada. No sé si es la sumatoria de todos los discos o este tiene algo distinto a los demás. Yo no me doy cuenta, aunque solamente puedo estar contenta”
En Japón sos una cara muy conocida. Es evidente que aprecian mucho tu trabajo en esa parte del mundo…
-Sí, y yo los quiero a ellos porque por algo vuelvo. Me siento bien ahí, sabiendo que todo saldrá bien, sin problemas, sin demoras. Por eso fui tantas pero tantas veces a visitarlos. En este año vamos a ir dos veces más para allá. Mis shows son siempre diferentes por esa parte porque puedo tocar en festivales o clubes más chetos con gente comiendo y cosas así. Más allá de esa situación, es un lugar donde todo suena bien siempre, siempre. Es impresionante cómo se puede trabajar ahí, con una calidad inaudita, donde todo está listo rapidísimo. Es algo que no se puede creer como laburan, todos saben lo que están haciendo, no improvisan. Son realmente increíbles y profesionales. Después de diecisiete años yendo ahí me encuentro sorprendida por la manera de ellos.
Halo nació rompiendo moldes porque volvés a trabajar en un estudio de grabación formal después de 20 años. ¿Cómo fue esa situación?
-Tuvieron que pasar más de veinte años para que vuelva a suceder eso que decís. Yo había tenido una experiencia con mi primer disco (NdeR: Se refiere a Rara, su disco debut producido por Gustavo Santaolalla en 1996) que no me había gustado nada. Después de eso cada uno de los discos siguientes llegaron desde mi casa, o algo así. Esta vez me convencieron para ir a Sonic Ranch (Texas) y casi a regañadientes terminé yendo. El que siempre estaba presionando para ir a un estudio formal era Odin (Schwartz) que produjo el disco conmigo. Es que tuvimos durante un año y medio muchos problemas técnicos, así que de su parte venía todo el tema de la insistencia. Yo tenía muy ensayado lo que quería, grabamos allá con un sonido que yo nunca podría tener en mi casa. Fue la opción correcta porque ahí conseguimos los ingredientes necesarios para terminar Halo Fue algo muy aterrador para alguien como yo que viene haciendo cosas sola desde hace tanto tiempo. Pero sucedió y así quedó todo.
En el video que expone ese track trabajás con Chunchuna Villafañe, tu madre. ¿Cómo fue la experiencia en conjunto?
-Fue algo que veníamos planeando desde hace tiempo. Originalmente íbamos a laburar otro tema juntas, así que ella se fue preparando, ensayando y todas esas cosas, bien un de ella, que es muy profesional. Pero después yo le cambié la canción y cambió todo lo demás. Me acuerdo que me dijo que no le gustaban esos cambios tan repentinos porque se la había pasada ensayando para hacer el video. Pero finalmente lo hicimos así y quedó muy bien. Lo siento así porque leí varios comentarios favorables para el video. Y muchos lo vieron porque aparecía Chunchuna.
En “Sin dones” hablás de vos de manera muy clara. ¿Tenías ganas de hablar de manera tan confesional sobre Juana Molina?
-No, pero digamos que me salió así como decís (risas). Es evidente que hablo de mí y de una forma, de manera muy clara. Yo me sentí así y por eso cuento lo que cuento en el transcurrir del disco, pero no me arrepiento de haberlo hecho, para nada. Es parte de una manera de sentirse al componer donde la música ayuda a conocerte, y sin querer o no sé muy bien qué será, uno termina dándose a conocer a los demás. A muchos músicos le pasó y no soy yo la excepción a la regla. Pero lo cierto es que sí, soy yo la del tema….
¿Cuándo sentís que finalmente tu camino en el mundo de la música pudo avanzar para lograr este presente?
-Creo que fue con Segundo, mi segundo disco. Me pasé unos dos años grabándolo y finalmente pude hacer lo que yo quería que la gente escuchase. Trabajé mucho para hacerlo pero también lo hice desde una inocencia técnica en los demos que me encantó. El problema era mayúsculo cuando tuve que llevar ese disco hacia el terreno técnico de lo profesional. Finalmente pude solucionar el tema de la mano de las ecualizaciones, algo que no conocía. Trabajaba de noche, de madrugada, en la época en que mi hija era muy chiquitita. Después fui aprendiendo que en el mundo existían los sonidos diferentes que venían del mundo de la ensoñación, del cansancio, de lo no resuelto. Es uno de mis discos más largos, si no es el más largo de todos, justamente por todo lo que el mundo de los sueños me producía. Era el sueño literalmente el que produjo ciertos sonidos. Después vino mi tercer disco (NdeR: Se refiere a Tres Cosas, lanzado dos años más tarde) donde pude ir viendo lentamente lo que buscaba. Todo es parte de una construcción que siempre requiere tiempo, dedicación y ganas.
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Escrita por Diego Gez y FDH para Motorola ©‘
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