Te invitamos a descubrir los mejores bares ocultos de Buenos Aires para que a la hora de salir puedas elegir algo distinto y que vale la pena probar.

Sostener que Buenos Aires es una ciudad cosmopolita es construir sobre una obviedad: la punta del ovillo de esta historia resalta que por aquí hay bartenders trabajando activamente hace más de 100 años. Y hasta la palabra “cóctel” aparece mencionada en un censo de finales de 1800. Es una ciudad de inmigrantes, y dicen que la coctelería se edifica sobre ciudades constituidas de expatriados. Los ejemplos más románticos apuntan a Nueva York, Nueva Orleans, San Francisco, París y Milán, lugares con grandes puertos donde la coctelería ganó espacio rápidamente. Entonces, acá y allá, la coctelería nos antecede y sobrevive. No obstante, detrás de los circuitos tradicionales hay algunos bares secretos, misteriosos y ocultos en los que se mezclan la buena coctelería y experiencias distintas.

The New Brighton

¿Dónde? Sarmiento 645, Centro.

Hay veces en que el mayor de los secretos se devela frágil delante de nuestras narices. Por eso, en pleno centro porteño, entre jueces y empleados del Senado, yace una de las mejores barras de Buenos Aires sin pasar por la sofisticación de los speakeasy ni la pretensión del barrio de Palermo. Acá, el Negroni, su trago típico, sale distinto según la hora del día. El dato: no hay triolet, sino que, con el trago, te dan una picada con seis copetines. Su barman, el legendario Aldo Echarri, quien trabaja en el paño hace más de 5 décadas, y es un personaje que vale la pena conocer.

Florería Atlántico

¿Dónde? Arroyo 872, Recoleta.

En el subsuelo de una florería (primer pista para un bar oculto), Florería Atlántico se destaca con su coctelería de autor y con la prestigiosa presencia de Tato Giovannoni, uno de los bartenders más reputados del mundo. Pariente del chiste de Los Simpsons (Homero diciendo: “Embriagándome en la vieja florería”), Florería Atlántico se edifica donde antes supo estar Mau Mau, una de las discos más tops de Buenos Aires. Acá se venden flores, obvio, pero lo que más se vende son los tragos: todavía hay vecinos que desconocen qué es lo que hay por ahí debajo. Belleza estética y coctelería con vuelo, este es uno de esos bares al que conviene ir con la cámara a tiro. El Instagram, agradecido.

Docks

¿Dónde? Godoy Cruz 1885, Palermo.

Primera advertencia: la entrada a este bar es con contraseña o referencia de algún conocido. La experiencia de Docks se sustenta en un viaje: los puestos marinos de comienzos de siglo XX,haciendo referencia a  la época dorada del contrabando marítimo de alcohol. Ese es el espíritu que vive en Docks, un lugar ideal para ir con amigos pero que se emplaza mejor en citas. Aquí la ambientación es cálida y la experiencia de estar viviendo “algo diferente” es la que paga la cuenta. El point: los tragos tienen vuelta de tuerca y el secretismo sobrevuela el ambiente.

 

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